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Lo que me enseñó una semana de entreno desastroso (aunque me hizo más fuerte)

Hace dos semanas tuve una de esas semanas que te pasan por encima. No por falta de ganas, sino por pura acumulación: cansancio, noches locas con los niños, presión por lo que viene… y la cabeza a mil.

Venía de competir en la Tenerife Bluetrail, con el cuerpo todavía sintiendo la carrera. Pero no había tiempo para quejas: en dos semanas tenía la primera prueba del circuito K Series, y esta semana era clave para meter calidad.

Spoiler: fue un caos. Pero un caos que me enseñó mucho. Te la cuento, día por día.


Lunes

El día arrancó con sueño acumulado. Noche movida en casa (cosas de tener familia numerosa y niños con batería infinita). Me tocaba entreno de fuerza. Fui al gimnasio casi por inercia. Costó calentar, costó mover peso… pero terminé. Y ahí pasó algo curioso: sentí poderío. A pesar del cansancio, terminar el entreno me hizo sentir fuerte. No por lo que levanté, sino por no rendirme.

Martes

Series en pista. Tocaban cambios de ritmo bien marcados. Salí sin chispa, con las piernas aún tocadas de la carrera. Cada serie era una pelea interna: entre el reloj, el cuerpo, y esa voz que decía “para ya”. Pero no paré. Las sensaciones fueron malas, pero terminé. Y otra vez, esa sensación: no fue bonito, pero me hizo más duro.

Miércoles

Descanso obligado. No dormí bien, los peques dieron guerra otra vez. Me levanté roto. Aproveché para hacer algo de movilidad, pero el día fue de arrastrarse. Me sentía culpable por parar, porque sabía que la semana era importante. Pero también sabía que forzar más me iba a romper.

Jueves

Tocaban series en cuesta, y ya desde por la mañana sabía que iba a costar. Calenté en silencio, sin música. Solo quería cumplir. Empecé la primera cuesta y me sentí como si llevara una mochila invisible. Pero, como los días anteriores, seguí. El último repecho lo terminé casi gruñendo, pero lo saqué. No fue rápido, pero fue valiente.

Viernes

Fuerza otra vez. Esta vez mejor, con algo más de energía. No fue una sesión top, pero me sentí un poco más conectado. Como si el cuerpo dijera: “Vale, aún estamos aquí”. Pequeñas victorias.

Sábado

Rodaje largo. Quería que este fuera el entreno redentor. Pero salió raro: cansancio acumulado, calor, piernas pesadas. No disfruté como suelo. Me pasé más tiempo peleando con mi cabeza que mirando el paisaje. Pero acabé, y eso ya era una forma de entrenar la mente.

Domingo

Descanso total. Necesitado. Apagué el modo automático y me permití parar. Miré la semana con perspectiva y entendí que no había sido un desastre… había sido una semana de resistencia. No la de ritmos o tiempos, sino la de la vida real: la que también forma parte del camino.


🎯 ¿Qué me dejó esta semana?

  • Que entrenar cansado no siempre es malo. A veces te entrena la cabeza más que el cuerpo.

  • Que la familia y el deporte compiten por tu energía, y eso también hay que aprender a gestionarlo.

  • Que terminar los entrenos duros da más confianza que clavar uno perfecto descansado.

  • Y que no todas las semanas son bonitas, pero todas pueden ser útiles.


💬 Si estás en una semana parecida, aguanta. No hace falta que todo salga perfecto. A veces, solo con no rendirte, ya estás ganando.

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